miércoles, 12 de octubre de 2011

EL ULTIMO VIAJE

           Todos somos conscientes de que algún día tendremos que partir de este mundo.  Haremos el viaje sin retorno a lo desconocido, el último viaje…  Pero nunca pensamos de cuando nos tocará irnos a nosotros, o a nuestros seres queridos.  No hablamos de ello, mucho menos queremos llegar a ese momento.  Así como lo expresa Allison Krauss en la canción “Everybody Wants To Go To Heaven, But Nobody Wants To Die” (“Todos quieren ir al cielo, pero nadie quiere morir”)  Pero a todos nos tocará, es lo único seguro que tenemos en la vida…

Recientemente le tocó a mi familia, una vez más, el sufrir la partida de un ser querido… Y no es fácil de sobrellevarlo, como tampoco es fácil el consolar a quienes se quedan a sufrir la pérdida.

Durante este tiempo de duelo, me he estado preguntando: ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? (…y no quiero verme muy filosófico, pero pocas veces reflexionamos sobre este aspecto…) Creo que la respuesta depende desde que punto de vista lo tomemos, y reflexionemos si es el mas favorable para nuestro ser querido…

Iniciemos teniendo en cuenta que Dios es bueno y El desea lo mejor para nosotros, y siempre, siempre hace lo mejor.  Te preguntaras: -¿Ah, sí? ¿Y  cómo puede ser bueno el morir?  Pues, Dios sabe cuando es tiempo de regresarnos a casa; cuando la cantidad de los años que vivimos sobrepasa la calidad de vida que llevamos.  Dios recoge a sus hijos cuando están sufriendo alguna enfermedad incurable, o cuando el cuerpo es demasiado viejo y cansado para continuar…

Pero, ¿Cómo le explicas esto a los padres de un adolescente que falleció en un accidente? ¿Cómo se lo explicas a la joven madre que perdió a su esposo a manos de un criminal? ¿Cómo se le puede explicar a una pareja de esposos que perdió a su bebé en la lucha contra el cáncer?

La respuesta la encontramos en la Biblia, en Isaías 57:1-2:  “Los hombres honrados mueren y nadie se preocupa; los hombres buenos desaparecen, y nadie entiende que al morir se ven libres de lo males y entran en la paz.  Habían seguido un camino recto y ahora descansan en sus tumbas”.

Así es como Dios quita a las personas de sufrimiento ya sea por enfermedades, adicciones, perversiones o rebeliones… yo no lo sé a ciencia cierta, los pensamientos de Dios son superiores a los nuestros, tal vez prefiere regresarnos a casa antes de que nuestras almas se pierdan.  Lo que sí sé es que no vivimos ni un solo día de más o de menos de lo que Dios ha preparado para nosotros, desde antes que naciéramos.   Dice la Biblia en Salmos 139:16, “Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ninguno de ellos”.

“…Pero es que era tan joven… su vida fue tan breve, tan corta!”.  Para nosotros mortales parece ser así, pero, comparando el periodo de nuestra vida en la tierra con la eternidad en el cielo, ¿Cuál vida es larga?   La vida en la tierra puede compararse como una gota de agua, contra la inmensidad del océano de la eternidad en el cielo.  Tu vida y mi vida, y la de nuestras familias completas tal vez apenas llenarían un vaso; tal vez las vidas de toda la humanidad actualmente apenas llenarían un tambo de 200 litros, no lo sé… Y aun cuando se llenase una alberca, ¿en qué afectaría ello el nivel del océano?

Desde el punto de vista de Dios, cada período de vida en la tierra es suficiente para completar Su Propósito; y cada muerte es temporal, puesto que tendremos vida nueva junto a El.   Aún cuando deseamos para nosotros una vida mas larga, Dios sabe qué es lo mejor; y aún cuando queramos una vida mas larga para nuestros seres queridos, ellos no… Irónicamente, quien primero acepta la voluntad de Dios, es quien muere, porque su espíritu ya ha sido preparado por el Espíritu de Dios…

Tendremos vida eterna en el cielo; que no te quede la menor duda de ello, apuesto mi reputación a que así será.   ¿Cómo puedo estar seguro?  El Señor Jesús lo dijo personalmente:
Juan 8:51, “Ciertamente les aseguro que el que cumple mi palabra, nunca morirá”.
Juan 14:2, “En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar”.
Juan 11:25-26, “Yo soy la resurrección y la vida.  El que cree en mi vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mi no morirá jamás. ¿Crees esto?
Créelo, porque Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta (Núm. 23:19).

Cuando perdemos a nuestros seres queridos, mientras nosotros nos quedamos tristes sacudiendo nuestra cabeza aún en incredulidad, ellos están levantando sus manos en adoración.  Mientras nosotros estamos de luto parados frente a la tumba, ellos están maravillados en el cielo.  Mientras nosotros cuestionamos a Dios por qué se los ha llevado, ellos están frente a El, alabándolo… Y algún día, tarde o temprano, cada uno de nosotros estaremos junto a ellos, haciendo lo mismo…


Arnold Sáenz
arnold.saenz@gmail.com
Sígue a Cowboys Heaven en Facebook!