¿Has visto a tu alrededor cuantas personas hay con tanta necesidad? Pueden ser personas enfermas, hambrientas, en harapos, sin trabajo, tristes… Niños solos, sucios, sin hogar, sin educación… O tal vez personas cercanas a ti que viven una situación personal difícil, con problemas financieros, con enfermedades, o sufriendo la pérdida de un ser querido…
¡Por supuesto que lo has visto! Seguramente todos hemos visto todos los días
situaciones como alguna de estas.
Entonces piensas: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué permite que la gente sufra?
¿Por qué permite que los niños sufran
hambre, o frío, o violencia? ¿Por qué no hace algo?
Estas preguntas son muy válidas en nuestra humana
realidad, en nuestra limitada conciencia… Pero los pensamientos y los planes de
Dios son infinitamente mayores a los nuestros, por eso no los
comprendemos. La respuesta para esas
preguntas es simple, El ya ha hecho algo… Te ha creado a TI…
Así es, Dios te ha creado a ti para que lleves a cabo
la obra. Verás, El te ha creado a Su imagen y semejanza, lo cual significa que
ha puesto en ti sentimientos de amor, de misericordia y compasión que hacen que
esto sea posible… cuando compartes con alguien lo que tienes, estás haciendo un
cambio.
No tienes que ser rico para compartir con alguien, lo
que tienes en este momento es suficiente para ayudar a alguien en
necesidad. Tal vez un trozo de pan, un
vaso de agua, lo que sea… Muchas veces creemos que una moneda no va a ser de
bendición para alguien y por eso no la compartimos, pero créelo, puede significar mucho.
¿Tienes una camisa que ya no usas? ¿Unos zapatos que
en realidad no necesitas? ¿Una chamarra que ya no te gusta? ¿Un kilo de frijol
extra? ¿Una lata de verduras? ¡Compártelo!
Y es aún mejor cuando haces un verdadero sacrificio…
Comparte lo mejor que tengas: tu camisa favorita, tus mejores jeans, tus botas
buenas, tu cena de esta noche… Dios verá con agrado tu sacrificio y te
bendecirá de una manera que no te imaginas.
Derramará abundantes bendiciones sobre tu vida que no te será suficiente
extender completamente tus brazos para poder contenerlas. “Da y se te dará; medida buena, apretada,
remecida y rebosando darán en tu regazo…” (Lucas 6:38)
Cuando te desprendes de algo alegremente, con
misericordia y amor, Dios te restituye todo… Por ejemplo, cuando sirves agua en
un vaso, no puedes echar más de la que el vaso puede contener. Pero si lo vacías, puedes volver a
llenarlo. De esta manera, el agua fluye
y es de provecho cuando la bebes. En
cambio, si llenas el vaso pero no lo vacías, el agua queda estancada, no es de
provecho para nadie y se echa a perder, se apesta.
¡Deja que la bendición fluya! ¡Saca lo viejo para
dejar que entre lo nuevo! Solo busca el momento cuando puedas hacerlo, te
aseguro que no vas a tardar mucho en encontrarlo.
Pero no solo puedes compartir cosas materiales. También puedes compartir tu tiempo, tu
atención. Puedes escuchar a alguien que
tiene problemas o penas y hacer que esa persona se sienta mejor solamente con
haberla escuchado. Hasta podrías darle
un buen consejo que le ayude a salir del problema… O puedes consolarla en su
sufrimiento…
Lo que importa es compartir, hacer sentir a los demás
que te importan, y a la vez servir de ejemplo para que ellos también hagan lo
mismo con otras personas… Y esas otras personas hagan lo mismo con otras, y así
sucesivamente… “Nada hagas por contienda o por vanagloria; antes bien con
humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a si mismo; no mirando
cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”
Filipenses 2: 3-4.
La misión que tenemos como humanos, como hijos de
Dios, es servir a los demás, como en el ejemplo que nos dio el Señor Jesús
cuando dijo: “…como el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir…”
Mateo 20:28. Cuando te preocupas por el
bienestar de los demás, Dios se preocupa por el tuyo. ¿No es grandioso?
Creo firmemente que
si cada uno de nosotros nos preocupáramos por alguien más, sólo por una
persona más, nuestra ciudad, nuestro país, nuestro mundo, sería mucho mejor…
porque Dios no se equivoca…
Tal
vez no seas alguien que pueda cambiar el mundo entero, pero sí puedes cambiar
por entero el mundo de alguien. Empieza
hoy…
Arnold Sáenz
arnold.saenz@gmail.com
Sígue a Cowboys Heaven en Facebook!